Amoníaco e hidrógeno verde: aliados estratégicos hacia cero emisiones

Uno de las metas planetarias es alcanzar cero emisiones al 2050. Para ello, se investigan y prueban diversas alternativas eco combustibles. Entre estas se encuentra el amoniaco verde, un vector energético que permite almacenar energía y liberarla cuando sea necesario, pudiendo hacer más competitiva la incipiente industria del hidrógeno verde (H2V) en Chile.

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El hidrógeno verde se proyecta como una importante alternativa energética sustentable. Sin embargo, aún quedan varios desafíos por resolver: entre estos, reducir costos en su forma de producción mediante electrólisis, lo cual avanza bien gracias al uso de energías renovables. Pero, existen otros aspectos complejos por abordar, como su almacenamiento y su transporte.

Este elemento es muy volátil y necesita mucho espacio para ser almacenado como gas, por lo que es mejor hacerlo en formato líquido. Lograrlo requiere de grandes presiones -700 veces la presión atmosférica- o de temperaturas muy bajas (- 253˚C), encareciendo su elaboración.

Allí es donde surge como opción el amoniaco verde, el cual es producido a partir de la combinación entre hidrógeno verde y nitrógeno atmosférico, pudiendo ser guardado a 11,72 bar de presión o -33 ˚C, condiciones que permiten ahorrar en su operación. Además, se trata de una sustancia menos inflamable que el hidrógeno y sus fugas se detectan con mayor facilidad.

Entonces, la idea es convertir el H2V en amoniaco para que nuestro país lo exporte y, luego, reconvertirlo a hidrógeno verde cuando llegue a su destino. Así, el amoniaco jugaría un rol fundamental en el desarrollo de una industria nacional del H2V. Pero este también sería clave para que el amoniaco siga cumpliendo con sus múltiples usos de manera más sostenible que la actual.


Descarbonización de la minería y la agricultura

El amoniaco (NH3) resulta esencial para elaborar fertilizantes que se ocupan en la agricultura; de hecho, el 80 por ciento de su producción en el mundo se destina a ese fin. También se utiliza como insumo para explosivos en la minería y como refrigerante, entre otros. Sin embargo, la forma de elaborarlo actualmente consume mucha energía: equivale ¡Nada menos! que al 2 por ciento de la energía mundial.

Se emplea, mayoritariamente, el gas natural en la generación del NH3, siendo el proceso altamente contaminante, ya que origina dos toneladas métricas de CO2 por cada tonelada de amoníaco que se produce. De esta manera, reemplazar el gas natural como materia prima por H2V, permitiría obtener fertilizantes nitrogenados libres de carbono.

Como Chile importa todo el amoníaco que consume, si se desarrolla una industria nacional de H2V, podrá producir amoníaco verde y dejar de depender de un mercado externo, creando nuevos empleos y descarbonizando la minería y la agricultura. Así, el país no solo podría jugar un importante rol en el futuro mercado de H2V, también pasaría a liderar la producción sostenible de amoniaco verde.


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