Mirada tecnológica
IA Cognitiva: Simulando los procesos mentales del cerebro humano
La Inteligencia Artificial (IA) hoy se encuentra omnipresente en casi todos los espacios de nuestra vida, muchas veces ya ni nos damos cuenta de esta situación. Este verdadero ecosistema tecnológico se ha venido complejizando de tal forma que se han desarrollado múltiples categorías como la robótica, el Machine Learning, el Deep Learning o el procesamiento natural del lenguaje, las que le permiten cumplir mejor sus fines, entre los que se encuentra: interactuar con los humanos.
La idea central en que se basa la IA es en que una máquina realice tareas que requieren inteligencia humana, como aprender, resolver problemas, reconocer patrones, tomar decisiones, entre otras. Es decir, pueden ser muy variadas, pero no necesariamente imitan el funcionamiento del cerebro.
Una de sus categorías específicas, la inteligencia artificial cognitiva, sí busca imitar y replicar los procesos mentales humanos. Para ello, utiliza el aprendizaje automático que le permite identificar patrones y tomar decisiones basadas en la información que recibe y no en una programación previa, así como el procesamiento del lenguaje natural para aprender, razonar y comprender la intención de las personas y comunicarse con ellas. Para lograrlo, se utilizan técnicas y algoritmos que permiten analizar textos, reconocer palabras, entender el contexto y extraer información útil, como lo practican los actuales asistentes virtuales u otros sistemas que aprenden y adaptan su comportamiento en función de la experiencia.
Las máquinas pueden simular los procesos mentales basándose en redes neuronales artificiales o modelos matemáticos inspirados en el cerebro humano. Se trata de tecnologías que, en conjunto, trabajan para que las máquinas sientan, comprendan, actúen y aprendan con niveles de inteligencia similares a la humana pudiendo procesar mayor cantidad de datos y más rápido.
La IA cognitiva no solo simula procesos de pensamiento humano, también puede analizar y tomar decisiones de manera autónoma, especialmente en tareas específicas para las que ha sido entrenada y programada.
Para entender mejor la diferencia entre IA e IA cognitiva, la primera puede estar representada por un sistema de reconocimiento facial en su celular que lo identifica y desbloquea el dispositivo. Este sistema reconoce su rostro, pero no entiende el contexto o el razonamiento detrás de esa acción. En cambio, un asistente virtual como Siri o Alexa no solo reconoce su voz, también comprende el significado de sus preguntas y mantiene una conversación más natural. Además, puede aprender de sus preferencias adaptándose a sus necesidades.
Múltiples usos
La IA cognitiva tiene cada vez mayores aplicaciones. En salud se ocupa para diagnósticos, análisis de imágenes y personalización de tratamientos; en finanzas, para detectar fraudes, analizar riesgos, asesoramiento financiero y automatización de procesos bancarios; en atención al cliente, mejora la experiencia de usuario mediante asistentes virtuales.
Lo anterior es solo una parte de su gran potencial para transformar prácticamente cualquier sector del quehacer humano.