Energía de Hoy
Nueva vida para los paneles solares en desuso
Al acercarse 2030, los primeros paneles solares comenzarán a convertirse en un problema en Chile por cumplir su vida útil. Por ello, instituciones universitarias buscan soluciones para disponer de alternativas para su reciclaje o reutilización.
En 2010 comenzaron a construirse las primeras plantas solares a gran escala en el país, con un importante incremento cuatro años más tarde. Esto ha implicado que, a la fecha, se encuentren en uso más de 13 millones de paneles. Con una duración estimada de vida de 25 a 30 años, pero menor en el norte por las condiciones climáticas, hacia fines de la década debiese comenzar un recambio de estos, entre otras razones, porque comenzarán a perder eficiencia.
El desafío, entonces, estará puesto en cómo evitar que se envíen a la basura millones de toneladas de estos desechos, las que -además de materiales como cobre, silicio y plata y aluminio- contienen elementos tóxicos como cadmio o plomo.
Se calcula que al 2050 podría haber 80 millones de toneladas de estos residuos en el mundo y más de 300 mil en Chile. Lo anterior, sin duda, ensombrecería el desarrollo alcanzado por la energía solar como una opción sostenible y no contaminante.
Las alternativas
Hasta ahora, se avanza con dos tipos de acciones para su recuperación. Una es reutilizar los paneles y, la otra, es desarmarlos y vender sus materiales. Respecto a la primera, hay empresas que han optado por reacondicionarlos para una segunda vida, aunque estos tendrán menor potencia para generar electricidad; sin embargo, en zonas aisladas podrían ser una buena opción.
Por otra parte, se calcula que hasta el 94 por ciento de sus componentes podrían ser recuperado si se desarman, ya que dos tercios de estos son vidrio. Sin embargo, en el país aún no existe tecnología para rescatar el silicio, la plata y otros elementos de las celdas solares. En ese sentido, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso investiga recuperar metales valiosos y el vidrio, centrándose en fortalecer la economía circular para posicionar a esa Región como pionera en este ámbito. Uno de sus objetivos es contar con maquinaria que pueda desarmar unos 500 paneles al día y que será instalada en Quilpué.
La Universidad de Antofagasta, por su parte, trabaja en el proyecto Solar Circular que busca, -en una primera etapa- generar estándares técnicos y económicos para habilitar la segunda vida de los módulos solares, avanzando en equidad energética en zonas rurales o alejadas. Asimismo, plantea ocuparlos en la construcción como cierres, techos, aislación, barreras de sonido entre otros.
A nivel internacional, el reciclaje de estos módulos no ha probado ser rentable con las actuales tecnologías. En ese sentido, iniciativas como las descritas pretenden abordar un tema aún emergente. Porque, si bien, se espera que las primeras generaciones de paneles queden en desuso a fines de esta década, se calcula que será realmente un problema hacia el 2040. Por ello, en el marco de la Ley REP de Reciclaje -que obliga a los productores a organizar y financiar la gestión de los residuos de sus productos- ya se comienzan a buscar soluciones y, sobre todo, oportunidades para estos módulos.